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Phineas Gage: El increíble caso que revolucionó la neurociencia

Traducido por: Luciana Rojas.


En la historia de la neurociencia el nombre de Phineas Gage se resalta como un caso impresionante e intrigante que ha cautivado tanto a científicos como al público general. La historia de Phineas Gage no es solamente un incidente histórico, sino que también es un punto de inflexión que contribuyó a nuestro entendimiento del cerebro y sus funciones.


En septiembre de 1848, la ciudad de Cavendish en Vermont fue testigo de un evento que redefiniría nuestra comprensión de la conexión entre la mente y el cerebro. Phineas P. Cage, un capataz de ferrocarril de 25 años, experimentó un incidente que le cambió la vida durante una rutinaria excavación de roca. Mientras se preparaba para una explosión, la misma ocurrió a destiempo propulsando una vara de hierro de 1.1 m de largo, 6 mm de diámetro, y de un peso de 6 kg, el cual atravesó su mejilla izquierda y salió por la parte superior de su cráneo.


Lo que hace que este caso sea verdaderamente increíble no es solamente la supervivencia de Phineas después de una herida tan traumática, sino los subsecuentes cambios en su personalidad y comportamiento. Gage, quien era descrito como un hombre amigable y responsable antes del accidente, pasó por una profunda transformación. Colegas y conocidos notaron que se volvió impulsivo, irritable y exhibía una carencia de contención de sus impulsos. Este súbito cambio en el comportamiento proporcionó una ventana única hacia las conexiones existentes entre la función cerebral y la personalidad. La vara había dañado los lóbulos frontales de Gage, más específicamente la corteza prefrontal- una región que hoy en día es reconocida por su importancia en la personalidad, la toma de decisiones y el comportamiento social. En la época en la que ocurrió el accidente de Gage, el entendimiento de las funciones cerebrales era rudimentario y el concepto de que áreas específicas del cerebro eran responsables por diferentes aspectos del comportamiento aún no estaba establecida. El caso de Gage, sin embargo, jugó un papel fundamental para cambiar esa perspectiva.


Investigadores y profesionales de la salud empezaron a reconocer a los lóbulos frontales como piezas fundamentales en la regulación de comportamientos sociales y emocionales. Phineas Gage se convirtió en el ejemplo vivo de la relación intrincada entre la anatomía del cerebro y los rasgos de personalidad. Su caso hizo la base para futuros estudios sobre heridas cerebrales y sus efectos en la cognición, la emoción y las interacciones sociales. Por si fuera poco, la historia de Phineas Gage encendió interés en el amplio campo de la neurociencia, impulsando cuestionamientos sobre la localización de funciones cerebrales y las maneras en que diferentes regiones cerebrales aportan a comportamientos complejos. El caso se convirtió en una piedra angular para las discusiones sobre la plasticidad del cerebro – su habilidad para adaptarse y reorganizarse después de una herida.


A través de la historia, el caso de Gage ha sido revisitado por generaciones sucesivas de neurocientíficos. Desde los diagramas craneales de Stanley Cobb en 1940 hasta las modernas tomografías computarizadas o las tecnologías de resonancias magnéticas, los investigadores continuamente buscan entender cómo la vara de hierro alteró el cableado del cerebro de Gage. Estudiantes de medicina y psicología aún aprenden su historia y los profesionales referencian a Gage cuando evalúan a pacientes con heridas cerebrales similares.

Notablemente, el cambio en la personalidad de Gage duró únicamente de dos a tres años. A pesar de soportar daño cerebral masivo, encontró trabajo como un conductor de diligencias, mostrando así la capacidad humana para la rehabilitación incluso al enfrentar heridas severas. La vida de Gage, aunque fue acortada por una crisis epiléptica (asociada con su herida cerebral), dejó un legado perdurable en la neurociencia. Su cráneo y la infame vara de hierro están actualmente preservados en el Warren Anatomical Museum ubicado en Boston, sirviendo como un recordatorio de un momento crucial en nuestro entendimiento de la conexión mente-cerebro.




Fuentes:

 



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