Investigació por: Alveera Marium Huraira
Edición por: Alice Pham
Traducido por: Manuel Buitrago
Alrededor del 10% del tráfico web internacional depende del cifrado de Cloudflare. Cada vez que visitas un sitio web protegido por Cloudflare, tus datos están protegidos por su sistema de defensa de lámparas de lava.
La sede de la compañía en San Francisco tiene una fascinante pared de 100 lámparas de lava llenas con burbujas arbitrarias girando dentro. En esta exposición, una cámara de video monitorea la pared 24/7. Este material se transmite a una computadora que convierte los movimientos caóticos en código impredecible, lo que hace imposible que los humanos o IA lo descifren. Esta configuración es un ejemplo de las limitaciones que tiene la IA. Dado que el código generado por computadora a menudo se adhiere a patrones (relativamente) lógicos, el caos orgánico de los movimientos de las lámparas de lava son capaces de eludir incluso los algoritmos más sofisticados.
¿La mejor parte? ¡Puedes experimentar esta exhibición de primera mano! "¿No se interrumpirá la grabación si la cámara no puede ver las lámparas?" Te preguntarás, pero sorprendentemente, Cloudflare invita a las personas a propósito ya que las perturbaciones externas como la actividad humana, la estática y los cambios en la iluminación de las ventanas cercanas aumentan la complejidad del código ya fortuito. Al simplemente estar frente a la variedad de colores, los visitantes contribuyen al caos, lo que lo hace más difícil para los cyber hackers potenciales.
Más allá de la sede en San Francisco, Cloudflare tiene otras oficinas en Londres y Singapur, cada una con métodos del mundo real para generar aleatoriedad. En Londres, un sistema de péndulos dobles - un péndulo conectado a otro - ofrece sus movimientos caóticos como fuente de aleatoriedad. Singapur, por otro lado, mide una cantidad inofensiva de uranio a medida que sufre decaimiento debido a la radiactividad, proporcionando otra fuente de datos impredecibles.
Referencias
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